Foto: Reuters |
09/12/2012
El mexicano Juan Manuel Márquez
noqueó la pasada madrugada al filipino Manny Pacquiao tras conectar un
derechazo mortífero a falta de un segundo del final del sexto asalto en la cuarta
y supuesta definitiva pelea de la saga, disputada en el peso wélter y sin
títulos en juego, que tuvo lugar en el MGM Grand de Las Vegas (EEUU) ante más
de 16.000 espectadores.
Márquez, que en el último asalto
recibió un fuerte castigo de Pacman, consiguió sobreponerse y, tras un
aluvión de golpes por parte de ambos contendientes en las cuerdas, se sacó un
golpe de derechas a la contra que impactó sin compasión en el rostro del peleador
tagalo y lo dejó desplomado en la lona.
Tras el nocaut se vivieron momentos
de confusión con un Pacquiao totalmente fuera de combate –que recordó al
desvanecimiento del británico Ricky Hatton precisamente ante este en 2009–,
mientras que el Dinamita celebraba, feliz y con la cara tempranamente
magullada, el triunfo que tanto ha trabajado y anhelado los últimos años. Algunos
minutos después del pleito, el filipino recuperó la conciencia con la ayuda de
su equipo y médicos.
El inicio de la serie de combates
entre ambos boxeadores se inició en 2004. En aquel entonces, el torbellino
asiático llevó a la lona en el asalto inicial hasta tres veces al luchador de
Ciudad de México que, lejos de darse por vencido, se agarró al cuadrilátero para
ganar la mayoría de asaltos restantes y arañar un empate tras 12 durísimos
episodios.
La segunda confrontación (2008)
acabó a favor de Pacquiao, mientras que en la tercera (2011) los jueces también
dieron la victoria al púgil entrenado por el estadounidense Freddie Roach, si
bien la mayoría de aficionados y analistas creyeron que Márquez mereció vencer.
Los primeros minutos fueron un claro
ejemplo de estudio de ambos peleadores, con un boxeo más táctico y reflexivo
que guerrillero. Ahí Márquez estuvo algo más certero, aunque Pacquiao dejó
entrever desde un principio que esta vez se presentaba a la cita en plena forma
tras haber dado una imagen decepcionante ante el estadounidense Timothy
Bradley, con el que perdió a los puntos.en una polémica decisión dividida el
pasado junio.
El tercer asalto cayó a favor del bombardero
latino, que consiguió tumbar a su oponente con otra derecha a contragolpe
–Márquez es posiblemente el mejor boxeador del mundo lanzando contraataques–,
aunque ya por entonces el filipino puso en algún que otro apuro a Márquez con
sus rapidísimas combinaciones.
El drama de los grandes combates
llegó en el quinto episodio, cuando Pacquiao, que previamente se recuperó muy
bien de su caída y fue mejor en el cuarto asalto, noqueó al mejor alumno del
veterano Nacho Beristáin y a punto estuvo de concluir el combate, algo que
evitó la inmensa fortaleza del mexicano y el sonido de la campana, entremezclado
con los gritos de un público entregado.
Ya en los últimos tres minutos del
pleito, un Pacquiao venido arriba siguió dominando el choque, mientras que
Márquez aguantaba, estoico, el aluvión de picaduras del congresista
tagalo e intentaba devolver las hostilidades con más corazón que eficiencia.
“He colocado el golpe perfecto”,
dijo tras el enfrentamiento Márquez (55-6-1, 40 nocáuts), que se llevó una bolsa
de 10 millones de dólares, por 25 de Pacquiao. “Durante los últimos tres
asaltos sabía que Pacquiao venía a dejarme fuera de combate y podía hacerlo en
cualquier momento, por lo que también supe que arriesgaría, abriría su
guardia”, aseguró.
“Recibí un golpe que no vi”, afirmó
por su parte Manny Pacquiao, que supo proseguir con gran entereza el combate
tras su primer KO y llegó a estar por delante en las tarjetas de los
jueces con un 47-46 tras el quinto asalto.
“Tenía el control de la pelea.
Simplemente no tuvo cuidado en la recta final de un asalto en que no tenía que
haber ido a buscar a Márquez y luego recibió un golpe que nunca vio”, declaró
Roach.
El promotor del pleito, el
neoyorkino Bob Arum, se desdijo de lo dicho los días previos al evento, en que
prometió que no habría un quinto combate, y anunció que podría haber otra
revancha, algo que Pacquiao no descartó.
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